sábado, 2 de agosto de 2014

Adaline

SueRundle-Hugues

Adaline Clayton no sobresalía por su físico, era una joven bastante simple: ni alta, ni baja, un tanto delgada, de cabellos castaños rebeldes, poco dada a las artes y mala bailarina. Era la hija menor de un coronel del ejército al que casi nunca veía ya que luego de la muerte de su madre la había enviado, junto a su hermano mayor -Willard- a vivir con una tía abuela. Su tía abuela, Mertie Clayton, era una mujer mayor que vivía en las afueras de la ciudad; dueña de una tienda bien establecida se permitía una vida bastante cómoda. Adaline había tomado la costumbre de esconderse en el desván, una especie de bodega, almacén y depósito de libros viejos; abstraída en su propio mundo, siempre estaba buscando nuevos tesoros. Oakley Blewett, no era precisamente apuesto, pero sin duda resultaba atractivo, había ayudado a su padre en el molino de su familia y su cuerpo evidenciaba el esfuerzo físico, además era alto, muy alto. Su rostro no tenía la gracia, ni la estructura que se podía esperar de un hombre guapo, era más bien tosco, aunque reflejaba un carácter desenfadado y simpático. La Sra. Blewett se había esmerado en la educación de sus hijos, poniendo especial atención en las habilidades sociales. Había una sola cosa que Oakley disfrutaba más que nada: bailar. Su padre lo había enviado a estudiar a la ciudad y ahí conoció a Willard Clayton, tenían  muchas cosas en común y pronto se hicieron muy buenos amigos. Willard, era tres años mayor que Adaline, era un joven muy apuesto y elegante, más parecido a su madre que al Coronel -todo lo opuesto a su hermana. 

lunes, 31 de marzo de 2014

Silencio

Foggy Night by mojomagmajo

Las razones que me trajeron a este lugar son difíciles de explicar, mi nombre es Stevenson y no hay nada extraordinario sobre mí. No sea cosa que se mal intérprete, no busco su simpatía cuando le digo que no tengo nada especial; soy el tipo de hombre en el que nadie repara a primera vista. Ojalá es noche hubiera sido igual, porque es de esa noche que quiere hablar, ¿cierto? ¿Le importa si fumo?

miércoles, 8 de enero de 2014

No puedo hacerlo...


La noche es fría. Lo veo de frente, él está en silencio y lee… es la quinta vez que lee a Frankenstein... parece memorizarlo.

Yo estoy de pie frente a la ventana sintiendo el mismo estremecimiento de hace dos años, sin animarme a hablarle… ¡cómo me seduce su silencio!… ¿cómo acercarme?... él reacciona en un solo impulso al escuchar llorar a mi hijo, su hijo, dicho sea de paso. Llegó antes que yo al cuarto y lo veo tomarlo en sus brazos; esa es mi mayor dicha, verlos juntos… verlo con nuestro bebé en los brazos…