lunes, 1 de octubre de 2012

El diario



Aun es muy temprano y ya la fila llega casi al final de la cuadra; el anunció decía 9 am, así que aun faltan 4 horas... el frío es intenso, me siento en el suelo y me envuelvo en mi abrigo agradecida de haber elegido uno calentito porque la mujer a mi lado tiene los dedos pálidos y un poquito azules, abro despacio mi termo y le ofrezco una taza de café, su sonrisa es la mejor respuesta. Tres horas más tarde no alcanzo a ver el final de la fila... el corazón me acaba de dar un vuelco, a dos pasos de distancia lo veo acercarse, es tan alto que es imposible no verlo y esa sonrisa; ha visto en dirección a donde me encuentro y por cosa de dos segundos sus ojos se fijaron en mi, debo estar loca porque podría jurar que me ha dedicado una sonrisa y la mirada de mi vecina parece indicar que también ella lo notó. Cuando pasa el asistente del director, mi vecina y yo recibimos un si, lo que quiere decir que pasamos a la selección del director; él está a su lado y me pongo nerviosa, estoy viéndolo con esa extraña sensación de mariposas en la panza y termino chocando contra una meza, todo el mundo me mira y lo veo sonriendo... no puedo estar loca, me ha visto, me ha visto y ha sonreído... me siento el ser más torpe del mundo y la cara me arde de lo roja que está. 

Son las 11 de la mañana y me dan la mejor noticia del mundo, soy la prostituta número 2, mi vecina, que es una pelirroja espectacular, es la número 1. Mientras espero que me justen el vestuario, hablo por teléfono con una amiga, se ríe porque le digo que creo que él se fijo en mi, "Claro tonta, por el oso que te mandaste"... No, no es por el oso... debo ser muy tonta porque creo que no fue por eso. Estoy de pie mientras me ajustan el vestuario, el director se acerca para dar un par de indicaciones, escucho algo sobre el escote, pero como no tengo opinión, sonrió. Él entra para que ajusten algo y no me mira... mi amiga tiene razón, debo ser una tonta. 

Dos semanas después inicia mi trabajo; he visto a mi vecina dos veces más, es muy simpática y nos hacemos compañía, ella tiene un parlamento y está muy nerviosa. El día de nuestro llamado llegamos sumamente temprano y somos las primeras en vestuario. Mientras nos probamos los vestidos una ola de rubor me invade... ya se que era una prostituta, pero una prostituta victoriana en mi cabeza era más recatada. Desde que llegué mis ojos lo han buscado, pero el día avanza y no lo he visto. Mi primera participación es a las 5 de la tarde, debo sentarme en las piernas de un actor y luego llevarlo al piso de arriba. Estoy resignada a no verlo hoy, busco un lugar tranquilo y me siento a leer mi libro, hace un par de días que tengo abandonado a Jamie y justo acaba de meter el gol del partido, estoy sentada al lado de la mesa del café leyendo algo que me pone triste, cuando suena la voz más hermosa que he escuchado, y suena sumamente cerca; está sirviéndose un café a menos de un metro de distancia y alguien le pregunta algo, me doy cuenta que lo estoy viendo fijamente y me sonríe… o sonríe… ¡Dios!, debo ser muy tonta porque juraría que es a mi a quien ha sonreído, que viéndome a los ojos me ha sonreído. Se fija en el libro en mis manos… podría jurar que sus ojos pasaron de mis ojos a mis manos haciendo una pausa que me aceleró el corazón, suena mi alarma y cuando regreso la vista a donde él estaba no lo veo. 

Al día siguiente lo veo por la mañana, pero esta vez no logro encontrar el azul de sus ojos; él tiene muchas escenas y en cada una estoy ahí, detrás de cámaras, calladita, sintiendo que el tiempo se detiene… Ha pasado una semana y lo he visto cada día; lo que yo hago es muy cortito pero debo estar ahí por si el director nos necesita y entonces me entero que salen a hacer locaciones y que durante dos semanas no van a necesitarme… el nudo en mi estómago es inexplicable, yo no debería sentir lo que estoy sintiendo… debo ser muy tonta, muy tonta porque antes de irme lo estoy viendo cerca de la mesa del café y voy directo a donde se encuentra; es mucho más alto que yo y por primera vez no me queda duda, me está viendo y ha sonreído mientras le extiendo mi libro, me escucho decirle que si no lo ha leído podría interesarle, lo toma de entre mis manos y al hacerlo roza levemente mis dedos, agradezco que el maquillaje es bastante exagerado y no se nota el rubor en mis mejillas… tonta… pero muy tonta porque podría jurar que sus ojos han dicho más de lo que seguramente han dicho. 

Han pasado 18 días desde la última vez que lo vi y hoy lo he vuelto a ver, él no me ha visto, ha hecho una escena que me ha llevado a las lágrimas, estoy detrás de una de los iluministas totalmente emocionada, rendida a su talento, escucho el corte dicho por el director y muchas manos aplauden, tengo la duda de si he sido la primera, pero todos los que estaban presentes están aplaudiéndole. Me acaban de decir… mi vecina debió darme un leve pellizco para hacerme reaccionar porque la asistente del director, me ha dicho que voy a estar en una escena con él. Aun no puedo creerlo, voy a tener una escena con él, yo, que no tengo créditos en la historia, la prostituta número 2, yo voy a estar en una escena con él y no cualquier escena, en una en la que tengo que insinuarme… dentro de 3 días 4 horas y 5 minutos. 

Él tiene mucho trabajo y yo sigo viéndolo y sintiendo como un montón de mariposas me revolotean en la panza, he llegado muy temprano porque se que tiene llamado y quiero verlo, tengo entendido que están filmando el promo y mi sonrisa es tan grande como su talento. Me llevo muy bien con la chica que trae el café, tiene mi edad y sabe mucho del medio porque siempre ha trabajado en en las filmaciones; él es un tema recurrente en los pasillos, ella me ha contado que desde su ruptura lo ha visto con alguna actriz, pero nada serio; esa mañana he llevado yo la mezcla de café, el aroma es delicioso, a las 6 de la mañana se intensifica y son muchos los que se acercan, él es uno de ellos, esta vez no tengo mi vestido rojo de escote peligroso, ni el maquillaje, soy yo, sin caracterización y sin caracterización me agarra una timidez que no tiene nada que ver conmigo, porque no soy tímida. Mi vecina está a mi lado y nota mi nerviosismo, me esta sonriendo y se acerca por una dona, ahí es cuando me doy cuenta, él tiene mi libro… debo ser la tonta más grande del mundo. 

Hoy es la escena y debo controlar mis nervios… ¡ha dicho mi nombre!, al saludarme lo ha hecho por mi nombre, jamás ha sonado mejor que dicho por esa voz y más aun porque sus labios sonreían y se que ha sido a mi porque lo ha dicho viéndome a los ojos. No he sido lo única, éramos 3 y ha saludado a cada una, a una le dio la mano, pero no importa, tonta o no tonta, la sonrisa la tenía al decir mi nombre. Dijo algo gracioso y debo agradecer a otro de los protagonistas porque al reírse, todos lo hemos hecho; él y sus dos coprotagonistas tuvieron un acceso de risa y debimos rehacer 4 veces la escena y yo estoy dichosa porque gracias a eso en 4 oportunidades he acariciado su rostro… jamás voy a lavar mi mano… ¡Jamás! 

Al terminar la escena, el director mismo me ha dado dicho que hice un buen trabajo; estoy tomando café y lo veo ir rumbo a su camerino, se que estoy mirándolo fijamente pero no puedo evitarlo, me escondo tras mi taza sin pensar más que en esa forma tan sensual que tiene al caminar. ¡Me ha visto y ha sonreído!, no hay nadie más que yo en este sitio, así sea porque le da ternura, o porque le hace sonreír que sea otra más de las que se, (porque las he visto) que lo ven como lo veo. Sonríe y sigue adelante y me acabo de dar cuenta que es miércoles, que mañana no tengo que venir y que el siguiente miércoles es mi último día. 

Los últimos han sido días muy complicados y por fin llega la escena por la que audicioné, hoy van a matar a la prostituta número 2, me encanta el efecto de la sangre y más me gusta saber que voy a estar “muerta” y que él va a revisar mi cadáver. Debo mantener los ojos cerrados, el director me ha dicho que no los cierre muy fuerte o se va a notar, pero es difícil concentrarme mientras él, bueno, no él, pero si su personaje remueve mi ropa en busca de quien sabe qué cosa, sus manos están frías... ha tocado mis hombros desnudos y me estremezco, escucho al otro actor reír y acusarlo de querer que me de una pulmonía. Frota sus manos y las lleva a su boca para calentarlas, mientras me pregunta si están mejor así me doy cuenta que estoy viendo fijamente sus labios... debo acostarme y mantener los ojos cerrados. 

Mañana es mi último día, mi vecina algo sospecha lo que me pasa y en uno de los descansos me ha llevado detrás de la mesa de café y tenía puesta en su laptop Orgullo&Prejuicio, al final de la película éramos muchos los que estábamos agrupados alrededor de la pequeña pantalla. Es muy poco lo que tengo que hacer y no lo he visto. 

Llegado el final, las horas se me hacen cortas, por la mañana lo vi mientras grababa una escena. La tarde se acaba y mi última participación es en una de las escenas del primer episodio, me gusta muchísimo el vestido que llevo, no es el mismo de las últimas veces, lo único que es igual es el escote… sigo teniendo la sensación que si me pongo muy erguida algo va a ocurrir. Antes de pasar a vestuario para guardar a la prostituta número 2 me armo de valor para ver si por casualidad aun está cerca, quiero verlo, quiero sentirme tonta mientras interpreto su sonrisa, que sea o no la que quiero imaginar, me hace bien. Mi mejor amiga tiene fiesta en su casa y hablo con ella al teléfono, así que al cruzar rumbo a los camerinos lo hago distraída; me acabo de dar cuenta que los brazos que evitaron que cayera al piso son los de él, escucho su “Lo siento” y me escucho decir “Yo no…”… ¡Me ha sonreído!, ¡Me ha sonreído y aun estoy entre sus brazos!, se aleja despacio con ese gesto tan suyo… no se cuantos segundos han sido pero todo es perfecto. Tomo mi teléfono… pero no es mi teléfono aunque es igualito… es el suyo, así que él debe tener el mío… 

Cada paso me parece infinitamente largo, va a creer que soy una buscona, o una loca, o que lo acoso. Estoy tocando la puerta de su camerino e intento recordar como hablar, dos segundos de silencio… tres y se que debo decir algo antes que sean cuatro, “Tu teléfono…”, ve el que tiene en las manos y sonríe, lo extiende y mis manos tocan las suyas… lo tomo y se que he dicho “Lo siento” antes de darme la vuelta, lo se porque lo escucho decir “Yo no”, mientras sus brazos me hacen girar. 

Estoy frente a él, sus manos han tomado mis brazos y tengo la respiración entrecortada, no se si él ha dado un paso al frente o soy yo quien lo está haciendo… no ha pasado más de un segundo cuando sus labios toman los míos. La humedad de su boca me invade como un huracán que toca las playas del Caribe y mientras mis manos rodean sus hombros, siento sus manos cerrarse en mi espalda… me he aferrado a su cuerpo y se que la puerta se ha cerrado porque mi espalda esta apoyada en ella. Sus labios dibujan invisibles elipses en los míos y en el instante que su lengua toca la mía, el temblor de mi cuerpo le está gritando que ya soy suya. 

La pasión, el calor, el deseo y él son uno mismo; el beso es intoxicante, su cuerpo busca el mío y el mío lo reconoce, lo espera, debo ser como arcilla en sus manos... todo es tan primal, básico e instintivo...  me diluyo ante el calor de nuestros cuerpos y él, sediento de mi, me bebe completa.